Diciembre de 1953: Carolina

Algunos encargos no tienen que ver con recuerdos particulares de alguna época de la vida. Es posible que se encuentren con clientes nostálgicos como Carolina. Ella fue la primera persona que encargo algo de este estilo. Ella extrañaba un lugar, su lugar favorito del mundo.

Carolina era actriz y cantante. Había iniciado su carrera siendo una niña, actuando en una pequeña sala de teatro de su pueblo. A los veinte años la contrataron en el radioteatro y desde entonces su carrera fue la parada de varios éxitos y oportunidades laborales. Cuando pisaba los escenarios de los teatros más hermosos de las ciudades no dejaba de recordar la pequeña sala de su pueblo. Ella creía que sus orígenes la acompañarían toda su vida y en su nostálgica visión esas memorias la hacían feliz.

A los veinticinco años recibió la oportunidad de su vida. Un director de cine mexicano fue a ver la obra que protagonizaba la joven y quedo encantado con su trabajo. Buscaba a la actriz ideal para algunos proyectos que tenía en mente y el destino puso a Carolina frente a sus ojos. Evangeline era amiga de su hermana mayor y al escuchar los deseos de la joven le recomendó que vaya a mi tienda, que yo podía ayudarla.

Mi nueva empleada era una joven de cabello rizado y bellos ojos. Ustedes la conocen, es seguro que vieron fotos de nuestra boda en mi departamento. Celina la recibió y le dijo que espere, que yo estaba ocupado con un cliente. Yo conocía a esa mujer, la había visto en el teatro y me costaba creer que estuviera presente en mi tienda. Me dijo lo que Evangeline me había recomendado y que su pedido era muy especial: una fragancia que le recuerde el  teatro de su infancia. Me conto que iba a viajar al exterior y que viviría allí por un tiempo indefinido. Era un desafío, pero lo acepte. Encargos como este estimulan el ingenio queridos nietos, son la mejor forma de aprender.

Viajamos los tres al pueblo, Carolina, Celina y yo. Puse en mi maletín todo lo que podría necesitar. Recorrí cada metro de la sala buscando elementos que me sirvan, como virutas de madera, hilos de la tela de los asientos y de la borla de la cortina, polvo, detalles de la utilería, etc. Después de eso fui al patio trasero y recolecte hojas de los árboles, flores y tierra. La madre de Carolina hizo una cena exquisita para nosotros y nos dijo que pasemos la noche en su casa. Mi clienta le dijo a la señora que estábamos casados y la mujer preparo una sola habitación. Celina y yo no habíamos dormido juntos nunca, en aquellas épocas era diferente queridos nietitos. Yo estaba más nervioso que su abuela y lo único que me dio paz fue pedirle matrimonio esa misma noche. No les voy a contar lo que sucedió después, usen la imaginación que no es tan difícil.

La madre de Caroline tenía guardados algunos vestuarios de su hija. Me pidió que haga una botellita extra para ella y que rocíe uno de los trajes, el primero que uso.

Con mucho cuidado descosí una parte del ruedo y agregue ese hilo de algodón a la preparación. Usé todo el material que había recolectado y obtuve cuatro botellitas. Le di tres a Carolina y no le dije nada sobre el pedido su madre .Tres semanas después mi reciente esposa y yo volvimos al pueblo para entregarle el encargo a la señora. En esa ocasión era verdad que estábamos casados.

Carolina viajo a México. Fue la protagonista de dos películas de ese director y un año después la contrataron en Hollywood. Regreso a su pueblo natal hace poco tiempo, cuando se retiró de la actuación. Nos invitó a su casa otra vez, cenamos y después del postre fue hacia el antiguo ropero de su madre y saco la caja de madera. Me pidió que la abra, quería saber que ocultaba su interior. Yo sabía que esa era su intención porque me había enterado que su madre falleció y ella deseaba retirarse, me lo dijo Evangeline algunos meses antes. Tenía una copia de la llave y se la di.

Oler el perfume del pequeño vestido la hizo llorar .Seguía intacto sesenta años después. En esa caja vivían sus orígenes, el principio de su asombrosa historia.

Carolina falleció el año pasado. Su sobrina no quiso que la entierren con la preciada caja y la tiene guardada en su hogar. Ella siente que el alma de su tía descansa en esos recuerdos y que sería una falta de respeto ponerlos bajo tierra, Carolina era una estrella.

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