Tercera parte: Martes de misterios
La lluvia había llegado para quedarse, caía agua del cielo desde el lunes por la noche y no pensaba parar. Génesis volvió a abrir la carta mientras desayunaba y noto que no brillaba como el día anterior, se veía opaca. El ojo seguía observándola. Las gatas estaban durmiendo sobre la mesa y se despertaron, vieron la carta abierta y se sobresaltaron. ¿Sus gatas madrugando? El día empezaba con otra rareza.
El colectivo
venia casi vacía y por primera vez en la vida no se había retrasado. En la
última fila de asientos dobles estaba sentado el abogado, cuando la vio
allí le dijo que se siente a su lado. El
joven se llama Federico y es muy amable, se recuperaba muy bien pero de vez en
cuando tenía ataques de pánico. Apenas la conocía, pero no lo avergonzaba
hablar sobre esos temas con los demás, era terapéutico contar su realidad.
Federico tiene un hermano mellizo que es chef y una hermana mayor que trabaja como maestra
jardinera. Sus padres están divorciados desde que él y Facundo tenían dos años,
nunca los vio juntos en el mismo sitio porque se llevan muy mal. Génesis le
comento que sus papás también estaban divorciados y era hermana mayor de dos chicos, Gabriel de veinticuatro y Guido de veinte años. Agregó algunas anécdotas divertidas de
su infancia, como cuando Gabi se obsesiono con perseguir a uno de los patitos del laguito y se cayó al agua, se
mojó todo y hacia frio, así que ella lo envolvió la campera violeta estampada con estrellas que
llevaba. Pasaron más de quince años y todavía se ríen del pobre Gabi. La
conversación fue tan amena que el viaje aparento
ser más corto. Antes de ingresar a la oficina acordaron almorzar juntos.
La carta estaba
en su casa, la había dejado sobre su escritorio. Las gatas estuvieron como
locas todo el día, por alguna razón ese papel les llamaba la atención. En el
centro de la hoja el ojo brillaba, se movía y las miraba. Hedy fue corriendo a
esconderse debajo de la cama y Louise se quedó observándolo detenidamente hasta
que la venció el sueño. Se formaron extrañas marcas alrededor del ojo, parecían
nubes disipándose. Una hora después se dibujaron líneas que tenían forma de
arcoíris.
Génesis y
Federico almorzaron en el bar, él insistió en invitarla. El cielo era azul y
las nubes grises habían desaparecido en muy pocas horas, bastante extraño.
Creyó estar loca cuando vio un arcoíris divino desde la ventana, la lista de
eventos curiosos que estaba viviendo era cada día más larga.
Federico se
despidió porque debía resolver asuntos con otro cliente, le dijo que por la
noche quería continuar la charla, que no olvide cargar su celular. Una flor
aterrizo en sus manos cuando regresaba a la oficina, una pequeña petunia violeta como la campera de la anécdota.
El recuerdo de un día muy feliz, el ultimo que tenia de sus padres juntos.
Después de
bañarse, cenar y lavar los platos volvió a mirar la carta: estaba como la
última vez. La dejo en el mismo sitio y se acomodó en el sillón para seguir la
conversación con el abogado. Mientras los mensajes de whatsapp llegaban a su
teléfono en la hoja empezaron a auto dibujarse las letras de sus nombres,
letras rojas como un corazón. El ojo adquirió los colores de las iris de los
dos, verde y marrón.
Al día siguiente
los colores y las letras habían
desaparecido. Louise observaba los cambios fascinada, el ojo la miraba y ella
le respondía. Génesis pensó que estaba loca, estaban pasando sucesos extraños
que por alguna razón las habían elegido a las tres.
Comentarios
Publicar un comentario