Los que brillan en la multitud
La relación de Nostalgia y Adrien no es un noviazgo pero es algo. Salieron tres veces y la familia ya lo conoce, Felicidad lo invito a su exposición porque su prima no dejaba de hablar de él en la videollamada. Tiene una loca obsesión con los narigones y por su particular naricita Adrien es el líder del gremio.
Nostalgia le
tiene miedo al amor desde niña. Sus relaciones siempre fueron un fracaso y
estaba resignada a quedarse soltera. Cuando se enamora se entrega, brinda su
confianza y es puro afecto, pero curar las heridas le lleva mucho tiempo. Revive los
recuerdos una y otra vez, esa costumbre infantil es recurrente y destructiva.
Ha perdido varias oportunidades por seguir arrastrando esa costumbre desgraciada,
pero curiosamente Adrien no es una.
El muchacho la
quiere y rema en océanos de dulce de le leche para que ella lo entienda. Nostalgia
se siente mala persona por muchas razones erróneas y cree no merecerlo, piensa
que es un ser humano muy luminoso y enérgico para una depresiva como ella. Las
desafortunadas parejas que ha tenido dañaron su psiquis, la hicieron sentir
horrible por ser incapaz de sonreír en algunas ocasiones y le decían “aburrida”
por negarse a ir a reuniones, eso solía pasar cuando sufría decaídas y lo único
que quería hacer era llorar en su cama. Adrien sabe que Nostalgia tiene
problemas emocionales y sufre depresión crónica, pero a pesar de ello él la ama y le encantaría estar en su vida.
Ella es todo lo
que Adrien busca en alguien. Es inteligente, divertida, sabe contar historias, tiene
una memoria privilegiada y conoce datos históricos que ni las enciclopedias recuerdan.
Le gusta que no sea alta, que tenga
rulos y que rara vez se maquille, ninguna de sus ex novias salía a la calle sin
pintarse la cara. Es tan cinéfila como el, es la primera chica con la que
comparte el interés por las películas bélicas y los dramas de época. Nunca pensó
en casarse pero si ella se lo pediría diría que sí.
Las primas de Nostalgia
le dan tips vía whatsapp porque lo quieren en su familia. Es un hombre
maravilloso y no van a permitir que Nostalgia lo aleje. Le dijeron cuáles son
sus series favoritas, la música que escucha y el fanatismo que siente por El
fantasma de la ópera. Para su cumpleaños le regalara la máscara del personaje (le
pidió a un artista que la haga, es de porcelana) y las entradas para verla en
un cine que solo proyecta películas de antes. Faltan dos días para la fiesta
sorpresa, Caótica y sus primas la organizaron y será en la terraza del edificio
de Empatía.
Los abuelos y
algunos tíos, tías, primos y primas van a ir. Deber es uno de los pocos que no
va a asistir, está en el palacio haciéndose
cargo del reino porque Rutina, Conformidad y Estética fueron a Francia para visitar a Tendencia.
Dejar a Mal nunca es buena idea, una vez lo hicieron y cuando regresaron los
comerciantes estaban manifestándose porque Mal les prohibió trabajar los domingos,
les dijo el sábado por la noche en cadena nacional que “el domingo es día para dormir,
comer y ver Netflix como si no hubiera
un mañana, cualquier comerciante que abra su negocio será encarcelado” .Es un
peligro en el trono, roguemos que nunca tenga la oportunidad de heredarlo.
Melancolía,
Tango y Miedo van a musicalizar la
fiesta y contrataron a Gustavo, el DJ que sale con Utopía para que los ayude.
Para evitar que los vecinos del edificio se quejen por ruidos molestos los invitaron a todos al cumpleaños.
Encargaron una torta gigante y están cocinando para un batallón, hasta Antonio está
colaborando (lo pusieron a hacer varias docenas de empanadas, le duelen las
manos al pobre hombre).
Nostalgia no es consciente
del amor que sienten por ella. Desconoce lo hermosa que es y cree no merecer la
belleza del mundo. Es una pena que los
seres humanos más maravillosos que existen suelan sentirse inferiores al resto
y que las basuras bípedas se enorgullezcan de sus estupideces. Las personas
buenas e interesantes pasan desapercibidas,
son monedas de oro en la multitud. Adrien encontró una y se siente el hombre más
afortunado del planeta.
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