Introducción: La magia cotidiana de Anton
La miga humanística que protagoniza esta historia se llama Anton. Es un hombre de estatura media, cabello canoso y ojos marrones, pero su aspecto no representa lo extraordinario que es, es más adecuado que no tengan en cuenta esa información.
Anton es dueño
de una tienda de antigüedades. Le apasiona conocer el pasado de maneras poco
tradicionales y cree que las mejores historias no están escritas en ningún libro
sino que viven en el recuerdo de las personas. Habitar este planeta durante
tantos años y tener un empleo especial lo han hecho reflexionar sobre lo que
significa ser una persona varias veces. Desde su cumpleaños número ochenta
escribe sus reflexiones y las experiencias que ha vivido, su memoria ha
empezado a fallar y no desea olvidar su propia historia. Además quiere que sus
dos nietos conozcan mejor el oficio y sus memorias pueden ser una gran ayuda.
Cuando utilizo
la expresión “oficio” no me refiero a vender objetos antiguos. La tienda es una
fachada agradable y simpática que protege su preciado oficio. Empecemos por el
origen de la cuestión, guiémonos por las memorias del mismísimo Anton:
”Mi amado oficio
es un don que recibí de mi abuelo Bernardino. Esta extraña capacidad se salta
una generación, mi querido padre no tuvo el privilegio de convivir con ella y
trabajo en el ferrocarril toda su vida. Charlotte, mi única hermana, falleció
cuando tenía cinco años y fui hijo único el resto de mis días. Ayer cumplí
ochenta y cinco así que sigo siéndolo y mi hermanita sabe que siempre la
extrañare. Como venía contándoles herede el don de su tatarabuelo Bernardino,
el mismo don que será suyo cuando yo no este.
Recibí esta
herencia cuando era muy joven, en aquellas épocas las personas no vivían tantos
años y a los quince nos consideraban adultos. Bernardino falleció cuando yo
tenía diez años y este legado era muy pesado para un niño que aun usaba
pantalones cortos. No tuve la instrucción suficiente y el propósito de estas
páginas es que ustedes si la tengan.
“Es más sencillo
si te imaginas vestido de mago” me dijo
mi abuelo al empezar su explicación y yo seguiré la tradición. Imagínense
vestidos de magos y figúrense dando el mejor espectáculo del mundo en un cuarto
secreto que solo ustedes conocen.
¿Se acuerdan
cuando eran pequeños y me preguntaron por qué
la habitación de la puerta morada estaba cerrada con llave? Bueno, ese
es mi teatro privado y no podía mostrárselo, hice un juramento que me lo
prohíbe. Lo que sucede allí es mágico y muy conmovedor para este mundo
despiadado. El material con el que se trabaja es muy preciado, más especial que
el oro rosado: son trozos de vidas.
Las personas
interesadas ingresan en la tienda y me piden su “encargo especial”. Yo los
llevo al cuarto morado y conversamos, ellos me cuentan el recuerdo que desean
revivir con lujo de detalles y precisión. Mi oficio es escucharlos con atención
y anotar cada particularidad que mencionan de la manera más fiel y objetiva. Si
no trajeron su objeto especial eligen uno de la tienda antes de irse, recuerden
esto, es muy importante. Yo transformo la información que recibo en una
sustancia mágica que tiene apariencia de perfume y rocío el objeto con ella. Lo
guardo en cajas de madera bien cerradas, es fundamental que el objeto no pierda
su nuevo aroma.
Hay otras formas
de lograr el mismo fin que no involucran objetos, pero son muy particulares y
lo entenderán mejor con ejemplos. Tuve pocos casos de ese tipo, incluiré esas
historias en estas memorias. En ocasiones deberán ser muy ingeniosos, suelen
presentarse personas que piden encargos muy personales. Otro dato que debo
darles es que el trabajo está disminuyendo porque soy muy malo utilizando las
nuevas tecnologías y varios jóvenes prefieren encargos de tipo virtual, como
imágenes y videos que requieren
programas de computadora modernos .Lo bueno es que ustedes son expertos en
ellos porque crecieron con un ordenador en su hogar, en mi juventud no existía
ni el televisor.
Estas palabras
son una simple introducción, las historias de mis clientes más queridos
completaran su formación, recuerden que las experiencias son la educación de la
vida y que las mejores historias no están en ningún libro.
Escribo para
ustedes, mis gemelos adorados y mis herederos. No olviden que el abuelo Anton
los ama”
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