El presente y nada más

Solemos recurrir a las creaciones de la imaginación para escapar de la realidad. Podríamos ilustrarla con la típica estética de una estación de ómnibus,imaginate allí sentado/a esperando el transporte que te llevará hacia otro lugar.Ese lugar que tanto deseamos es el aparentemente esperanzador reino de las aspiraciones de futuro y allí viven nuestras metas,sueños potenciales ,proyectos y profundos deseos.

Ansiamos tanto estar ahí que desdeñamos a la pobre realidad,la dejamos abandonada en esos asientos tristes mientras la imaginación (que se caracteriza por idealizar sin límites) pinta todo tipo de cuadros en nuestra cabeza.La realidad nació con la desdicha de ser muy seria,dura y sincera,nadie quiere ser su acompañante porque la consideran aburrida y triste.

La estabilidad es un engaño encantador.Se asocia erróneamente a la vida y a su existencia en este planeta y nos fascina creer esa mentira.Lo cierto es que la casa de la realidad fue construida por un pésimo arquitecto,a quién se le ocurrió edificar sobre arenas movedizas.La pobre realidad trata de hacer lo mejor que pueda para contentar a sus huéspedes y al mismo tiempo no engañarlos,pero el edificio sigue moviéndose y la gente quiere irse.

Nadie quiere abrazarla ni aferrarse a ella,las imágenes inmateriales siempre alejan a los huéspedes porque le muestran una infinidad de estrellas que pueden alcanzar.Las migas humanisticas se enamoran de esas bellas apariencias y después sufren,pero la realidad no es rencorosa y vuelve a recibirlas.Es dura con ellas,le dice las cosas como son de manera directa y aunque les disgusta no le queda otra opción que aceptar porque es lo único verdadero que realmente pueden sentir: el presente.


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