La libertad es una decisión

Desde que tiene memoria cumple  órdenes a la perfección y se toma todo lo que le sucede con seriedad y responsabilidad. Este señor no sabe negarse, aunque lo que acepte no sea de su agrado prefiere  elegirlo en lugar de rechazarlo.

Eligio las carreras derecho y economía porque cuando era niño su abuelo Orden le dijo que le hubiese gustado que su hijo las estudie, que estaría orgulloso si un jovencito tan inteligente y responsable  como él se dedicaba a aquellas  respetables profesiones. Amor se dedicó al arte y su pasatiempo favorito era la jardinería, siempre supo que era una decepción para su padre pero era tan feliz haciendo lo que interesaba que no le importaba la opinión de Orden.

Acepto ser el novio de la impulsiva Hartazgo tres días después de conocerla en aquel bar, se casó con ella porque su hermano Destino había tenido una boda sensacional que las revistas consideraron “el evento del año” y Hartazgo quería una igual. Le pidió la fiesta más lujosa y Deber contrato un grupo enorme de decoradores para lograrla. Lo cierto es que si, efectivamente fue un casamiento muy caro y nunca volvió a verse uno igual en la familia.

Poco después ella quiso hijos. Su cuñadas eran madres, Eternidad tenia a Paz  y  Arte a Caótica, esa pequeña rulosa cuya energía era infinita y Destino era padre de tres (reconocidos, podían ser más).Él nunca había pensado si deseaba ser padre, pero a sus progenitores les encantaba serlo y decidió hacer lo mismo que ellos, seguir el camino que trazaron  sin atreverse a cambiar el detalle más mínimo.

Si los demás tenían algo ella lo deseaba también, Deber se lo daba porque se trataba de su esposa, era su obligación como hombre. En diez años de matrimonio tuvieron cuatro hijas: Obligación, Ética, Frustración e Ira. Las dos primeras son muy parecidas al padre y las dos últimas a su madre. La menos tranquila es Ira, que de serena no tiene nada y nació sin el maravilloso don de la paciencia.

La relación con la intensa Hartazgo duro poco. Esa mujer lo enloquecía, no la soportaba. Se quejaba día y noche y envidiaba la vida de los demás. Divorciarse fue algo que Deber evitaba, porque no estaba bien, no sería lindo que sus hijas pasaran por un cambio tan doloroso, no era justo para la gloriosa dinastía ser el primer miembro que se separaba de su pareja. La basura que escondía debajo de las alfombras se hizo tan grande que no pudo esconderla más y su salud mental pendía de un hilo.

Cuando por fin lo hizo fue verdaderamente libre. Se sentía un fracaso por ser el primer miembro de la familia divorciado, pero qué liberador era estar lejos de Hartazgo! Ponerse como prioridad le había salido bien y por primera vez en su vida experimento la belleza de decir “no”. Se mudó a su cuarto de soltero mientras los albañiles arreglaban la casa de la piscina, un poco pequeña porque solo tenía dos habitaciones, pero era suficiente. Acondicionó uno de los cuartos para sus hijas, ellas lo visitaban cada fin de semana.

Su hermano Hedonismo amaba que Deber estuviera soltero porque sus amigos fiesteros estaban casados y sus otros hermanos también, necesitaba un compañero para sus caravanas nocturnas y Deber no se negó, su hermanito menor le pedía ayuda y no podía dejarlo solo. Hedo le hizo un tour por todos los salones de baile, los bares y los establecimientos de dudosa reputación de la zona.

Un año después, en uno de esos sitios conoció a Frivolidad, una joven modelo de extraordinaria belleza. Según Hedo era aburrida, pero a Deber le caía bien. Empezaron a salir. Se entendían mejor en la cama, eso fue lo único que le agregaba tiempo a la relación. El noviazgo duro seis meses, ella quedo embarazada y él se hizo cargo de la criatura. Una nena que llamaron Locura y sus hermanastras adoraban. Ira la ama porque es parecida a ella y desde que nació no se siente tan oveja negra.

En el tercer cumpleaños de Locura su tío Hedo anuncio que se casaría. En los recuerdos de Deber la escena es cómica, porque nadie, absolutamente nadie se había imaginado nunca que la estrella de los mujeriegos haría eso. Le preguntaron si no se había golpeado la cabeza o si necesitaba un psiquiatra. Lo último causo gracia porque Antítesis, la novia, era psiquiatra, de modo que Hedonismo respondió: “si, necesito a esa mujer en mi vida porque la amo”.

Lo más curioso es que no la conoció en los bares ni en las discotecas que frecuentaba. Antítesis es la psiquiatra de su sobrina Ira. Un día Deber estaba tapado de ocupaciones y Hartazgo de viaje por trabajo (es periodista de espectáculos y la enviaron a cubrir los premios de la academia), necesitaban que alguien lleve a Ira a la cita y su padrino se ofreció. Invito a la mujer a su departamento esa misma noche, a esa velada le siguieron varias más y un mes después se casaron porque esperaban a su primer hijo, que resultaron ser dos niñas: Simpatía y Antipatía.

Deber sigue enamorándose rápidamente pero como perdió la fe en el sagrado matrimonio prefiere vivir en concubinato. Las personas que defiende suelen ser mediáticas y se desenvuelve bien en esos ámbitos. Estuvo en pareja con varias actrices de cine, panelistas de televisión y modelos. Es responsable y cumplidor en todos los aspectos de la vida, trabaja y sigue ordenes sin quejarse, pero a la hora de amar sabe que la forma adecuada es siendo sincero, su experiencia se lo ha demostrado.

Con Estrella tuvieron una hija que bautizaron como Rubor pero toda la familia apoda “Ruby”. La nena es todo lo opuesto a la desvergonzada y desinhibida Locura, canta  hermoso  y es muy  talentosa, su defecto es su bajo perfil. Hasta el momento Deber y la madre de Ruby siguen juntos, es la relación más larga que tuvo en mucho tiempo.

Deber sabe que los amores no se basan en la obligación y que alargar los sentimientos que mueren (o que nunca existieron de verdad) no es sano. Aprendió que tiene que destruir las ataduras para ser libre y que tomarse como prioridad en algunas situaciones no es de egoístas. Las experiencias fueron sus mejores maestras.

 

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